Los actores principales del conflicto armado de Colombia han sido las “guerrillas de primera generación” y las Fuerzas Militares. Posteriormente surgieron grupos paramilitares y agentes políticos.
Las políticas agrarias son consideradas causales del conflicto armado en Colombia en tanto que estas estuvieron marcadas por desigualdades en el acceso a la tierra y los derechos de propiedad, sumado a las insuficientes respuestas estatales para contener la violencia.
Agentes militares han sido responsables especialmente de asesinatos selectivos, tortura, ejecuciones extrajudiciales y desapariciones forzadas. Las guerrillas, por su parte, responsables del uso de minas antipersonal y artefactos explosivos no convencionales así como el reclutamiento ilícito. Los grupos paramilitares tienen enorme responsabilidad en delitos como asesinatos selectivos, amenazas, masacres, desplazamiento forzado y despojo de tierras, tortura y delitos sexuales.
Marquetalia 1964: El origen de las operaciones militares y el inicio de la guerrilla
Hace cincuenta y dos años, en 1964, se llevaron a cabo las operaciones militares contra regiones donde se refugiaron los comunistas organizados como autodefensa campesina que posteriormente se convertirían en Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
El origen de estas operaciones militares viene de la denuncia del líder conservador Álvaro Gómez Hurtado en el Congreso de la República en 1961 sobre la existencia de 16 "repúblicas independientes" que escapaban al control del Estado y que según él construían unas zonas liberadas. Se trataba de Marquetalia, Riochiquito, El Pato, Guayabero, Sumapaz y la región del Ariari.
Esta denuncia hizo que el presidente conservador Guillermo León Valencia ordenara exterminar a los grupos comunistas. Como consecuencia del ataque militar, las autodefensas se transformaron en guerrillas llamadas Frente Sur (1964) y luego Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia.
En junio prosiguen los combates en la zona, ocasionados principalmente por emboscadas tendidas por los guerrilleros. Con bombardeos, el ejército ingresa al área plana y el 18 de junio, los mandos oficiales hacen entrega al gobierno de “Marquetalia libre de bandoleros”.
El Ejército colombiano es uno de los más grandes del mundo
El conflicto con las FARC-EP y la lucha contra el narcotráfico son las razones por la cuales Colombia cuenta con el mayor número de militares activos entre todos los ejércitos latinoamericanos y uno de los mayores presupuestos en este ámbito.
Las Fuerzas Armadas de Colombia después de las de Egipto y las de Israel, son el ejército del mundo que más se han financiado con recursos, capacitación y tecnología estadounidense. Es el tercer receptor de "ayuda" militar del imperio.
Es un país con un gasto militar importante, que se ha incrementado en los últimos años. En 2014 destinó el 3.4 por ciento de su PIB en gasto militar, casi iguala a Estados Unidos (3.5 por ciento).
Desde la presidencia de Andrés Pastrana (1998-2012), el Estado colombiano inició un proceso de modernización y fortalecimiento de las Fuerzas Armadas, que continuó con mayor fuerza durante las presidencias de Álvaro Uribe.
Incluso en 2006 llegó a ocupar el puesto 17 con el mayor tamaño de las fuerzas armadas y en 2008, ocupó el décimo lugar con mayor gasto militar a nivel mundial superado por: Arabia Saudita, Israel, Omán, Chad, Jordania, Georgia, Eritrea, Irak y Emiratos árabes Unidos.
En los ocho años de gobierno de Uribe, Colombia destinó al gasto militar aproximadamente 100 mil millones de dólares.
La situación del Ejército cambia radicalmente con la llegada a la presidencia del exministro de defensa Juan Manuel Santos, quien reconoce el desafío que representa para el Ejército mantener los costos sin terminarse el conflicto. El gasto militar cayó un 72 por ciento, su presupuesto militar en 2015 fue de 12 mil 145 millones de dólares.
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En consecuencia de las negociaciones de paz con las FARC-EP, el Gobierno se ha dedicado a la cooperación militar con organismos internacionales para canalizar la potencia militar de Colombia en la transición del conflicto.
Tras la firma del Acuerdo final de Paz, el Ejército colombiano pasará de ser una institución combativa a una institución cuyas misiones se ven reducidas en el marco de la pacificación del país, lo que ha generado una controversial oposición ejercida por ciertos sectores del Ejército al proceso de paz.
Los desafíos de la pacificación del país dependen de la voluntad y de los objetivos del gobierno y de las FARC así como el papel que desempeñarán los militares.
La actual restructuración del Ejército apunta en dirección a convertirse en un servicio internacional en el sector militar. En los últimos cinco años ofreció cooperación para la instrucción en 47 países. Unos 22 mil militares y policías del país fueron instruidos en misiones de tierra, mar y aire.
La reducción en las filas del Ejército está en marcha con la salida en los próximos meses de cinco mil oficiales que pasarán a formar parte de un contingente de las Fuerzas de Paz de Naciones Unidas, con sede en Nueva York, para apoyar misiones humanitarias en países del África y de Medio Oriente.
Esta medida responde al acercamiento del presidente Juan Manuel Santos con países de Europa y la OTAN para la formación militar del Ejército. Colombia asistió al encuentro de la Escuela de la OTAN en Oberammergau y el NATO Defence College en 2014.
Este nuevo papel militar de Colombia depende del proceso de paz con las FARC-EP. Actualmente, el Ejército cuenta con 550 mil soldados a quienes debe asignarse otra ocupación una vez finalizado el conflicto interno.
El Ejército cuenta con 1345 vehículos blindados de combate, 493 aeronaves y 232 buques.
El financiamiento de Estados Unidos
El Plan Colombia (también llamado Plan para la Paz y el Fortalecimiento del Estado o Plan Colombia para la paz) es un acuerdo bilateral constituido entre los gobiernos de Colombia y Estados Unidos suscrito durante las administraciones del presidente colombiano Andrés Pastrana Arango y el estadounidense Bill Clinton con el fin de “terminar el conflicto armado en Colombia y crear una estrategia antinarcótica”.
Pero realmente resultó ser una pantalla para cubrir la implantación de fuerzas armadas estadounidenses en Colombia. Las operaciones militares fueron dirigidas desde Washington por el general Barry McCaffery, ex comandante en jefe de las fuerzas militares estadounidenses en América del Sur, y nombrado jefe de la lucha antidroga por Bill Clinton en enero de 1996.
El general implementó el uso de paramilitares contra la guerrilla de las FARC-EP. Este plan supuso acciones concretas para erradicar el problema de la droga, priorizando la modernización del Ejército colombiano. El aumento de efectivos civiles y militares estadounidenses (además de siete bases militares) en territorio colombiano quienes participan cada vez más en el combate a la insurgencia.
El provecho que sacó Estados Unidos fue la protección de los yacimientos de petróleo e impedir toda negociación con las guerrillas. Con más de 300 infraestructuras estratégicas en Colombia, Estados Unidos destinó en febrero de 2002 unos 100 millones de dólares para garantizar la protección de dichos sitios contra la guerrilla. Estas operaciones han costado la vida a miles de campesinos.
Las FARC-EP denunciaron que este programa –que costó más de 10 billones de dólares- ha derivado en la agudización del paramilitarismo, ajusticiamentos extrajudiciales y pobreza en la nación neogranadina.
Entre los años 2000 y 2005, el Plan Colombia recibió 2 mil 800 millones de dólares que junto a la asistencia del Departamento de Defensa promedió los 4 mil 500 millones de dólares. En 2005, la Administración Bush pidió fondos adicionales al Congreso de los Estados Unidos para el Plan Colombia, sumando 463 millones de dólares más a través de la Iniciativa Andina Antidrogas (ACI) y 90 millones a través de la Financiación Militar Extranjera (FMF).
Según las publicaciones del diario estadounidense The Washington Post, la CIA creó una célula de inteligencia en la embajada de Estados Unidos en Colombia, conocida informalmente como "el bunker". Vía satélite, la CIA localizaba los puntos de concentración de las FARC y transmitía la información al ejército colombiano. Se usaron bombas inteligentes guiadas por satélite. En 2007 se realizó el primer ataque de este tipo provocando la muerte del comandante Tomás Medina Caracas, y en 2008, la del líder Raúl Reyes.
Los “falsos positivos”
Las investigaciones por ejecuciones extrajudiciales en Colombia incluyen a unos 22 generales. Aún está pendiente el llamado al general Jorge Arturo Salgado Restrepo, actual director de la Escuela Militar de Cadetes José María Córdova, a quien se ordenó investigar por las muertes de dos personas en Antioquia en el 2006.
"Falsos positivos" le llaman en Colombia a las ejecuciones extrajudiciales cometidas por militares a cambio de beneficios y mejores cargos.
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Más de cuatro mil personas han sido asesinadas por militares colombianos, cuyos cuerpos presentaban como insurgentes muertos en combate a cambio de ascensos y condecoraciones, según una organización defensora de los derechos humanos.
La Fiscalía General ha investigado a unos mil 573 miembros del Ejército Nacional, de los cuales 501 son oficiales, entre coroneles, mayores, capitanes y tenientes. Otros son sub-oficiales y soldados.
También a más de 80 integrantes de la Armada, entre ellos un coronel, un teniente de fragata, dos tenientes, varios sub-oficiales y soldados. Además otros 50 casos de la policía nacional.