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Las declaraciones de Biden, como otras formuladas por funcionarios de la OTAN, desvían la atención sobre la expansión de la alianza atlántica hacia el este, que Rusia considera una amenaza a su seguridad. Con ello la Casa Blanca busca evitar un presunto ataque de Rusia a Ucrania, tesis difundida por EE.UU. y medios occidentales.

El presidente de Estados Unidos (EE.UU.), Joe Biden, amenazó este viernes con imponer nuevas medidas restrictivas unilaterales a Rusia en medio de tensiones por la militarización de Ucrania por parte de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), y dijo que serían para evitar una presunta invasión de Moscú contra Ucrania.

En un encuentro con la prensa, Biden declaró que no aceptará los límites que Moscú considera se han de fijar a la expansión hacia el este de la OTAN.

El inquilino de la Casa Blanca afirmó que “no acepta las líneas rojas de nadie”, en alusión a declaraciones del presidente Vladimir Putin, y otros funcionarios rusos, sobre el despliegue de armas de la alianza atlántica en Ucrania, que Moscú cataloga como amenaza.

Biden amenazó con instrumentar “lo que pienso es el grupo de iniciativas más amplias y significativas para hacer muy, muy difícil que el señor Putin proceda a hacer lo que la gente teme que haga”, señaló al referirse al presunto plan de invasión.

Aunque la Casa Blanca no detalló sus medidas de presión, funcionarios estadounidenses y ucranianos han expresado que se tomarían severas sanciones económicas contra Moscú.

El pasado jueves, el canciller ruso, Sergéi Lavrov, dijo que EE.UU. había amenazado con nuevas medidas restrictivas unilaterales. Agregó que si las nuevas “sanciones infernales” llegan, responderemos.

También ese día, la portavoz de la Cancillería de Rusia, María Zajárova, señaló que “la OTAN se acercó” a las fronteras rusas, aumenta su infraestructura militar y realiza ejercicios en la región.

Calificó la expansión de la OTAN hacia el este como “una línea roja” para Rusia, dado “el involucramiento de Kiev en la órbita militar de la Alianza” y la explotación de la infraestructura militar ucraniana por parte de la OTAN.

Agregó que la intención de convertir a Ucrania en “un trampolín de enfrentamiento contra Rusia” genera “consecuencias negativas serias, una desestabilización de la situación militar-política en Europa”.

Zajárova expresó que la única manera de superar la actual situación de seguridad en Europa es las partes suscriban acuerdos a largo plazo que descarten la expansión de la OTAN hacia el este.

Al respecto, Putin afirmó que su país necesita garantías, pues desde la Guerra Fría a la actualidad las naciones occidentales han hecho promesas sobre el tema que luego no han cumplido.

Durante el último mes, el Gobierno ucraniano y medios de prensa occidentales han difundido la tesis de que Moscú lanzaría una invasión contra Kiev entre enero y febrero del 2022. Según esas versiones, participarían entre 94.000 y 175.000 soldados rusos.

Inicialmente Kiev desmintió estas informaciones, pero luego siguió el juego a esa retórica agresiva, qu es alimentada además por declaraciones de funcionarios y jefes militares de naciones que integran la alianza atlántica.

Rusia ha reiterado la que la OTAN concibe amenazas imaginarias y desvía la atención de lo que realmente ocurre, pues la alianza atlántica se acercó a las fronteras rusas y hace simulacros militares allí, y no al revés.

Para la próxima semana se organiza una reunión por videoconferencia entre Putin y Biden, en la que se prevé que este tema sea abordado.