La policía ha desalojado a un grupo de víctimas de la intoxicación con aceite de colza, que tuvo lugar en España en 1981, que se encerró la mañana de este lunes en el Museo del Prado de Madrid y que amenazaba con ingerir medicamentos y "retransmitir en directo su descanso eterno" si el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, no atendía sus demandas.
El desalojo del grupo de seis personas ha tenido lugar cuando había transcurrido poco más de una hora de su encierro en la sala de las Meninas, del pintor Diego Velázquez, una de las obras más famosas que alberga la pinacoteca. En esos momentos se ha vivido una escena de tensión, cuando una de las personas ha amenazado con ingerir las pastillas que portaba.
Finalmente, dos persona han sido detenidas y llevadas a la comisaría. Otra se ha sentido indispuesta y abandonado la sala, mientras que las otras tres comparecerán ante los medios a lo largo de la mañana.
El grupo de afectados por la colza, agrupado en la Plataforma Seguimos Viviendo, ha emitido un comunicado en el que piden "no más humillación y abandono como víctimas enfermas de este país, por gobiernos y políticos".
En el documento explican que se encontraban en ayunas y que llevaban las pastillas necesarias "para llegar al descanso" que no les ofrecen y que comenzarían su ingesta a partir de las seis horas de su presencia en el museo.
Así, avisaban de que permanecerían "pacíficamente encerradas" hasta que el presidente del Gobierno se comprometiera con un comunicado público a reunirse con ellos en una fecha "inminente", antes de que finalice el mes, para dar respuesta a todas sus necesidades.
40 años del mayor envenenamiento en España
El aceite de colza produjo en 1981 la mayor intoxicación alimentaria que se recuerda en España. Desde que el 27 de abril de ese año falleciera la primera víctima de ese síndrome tóxico las cifras se elevan a más de 25.000 afectados y alrededor de 4.800 defunciones.
Los primeros síntomas que se detectaron fueron fiebre, tos, dolor de cabeza, problemas respiratorios y manchas. Enseguida comenzaron los diagnósticos de neumonía y la detección de glóbulos blancos relacionados con toxicidad en niños.
Todos los afectados vivían en barrios humildes y allí fue donde se detectó el foco de la intoxicación. El causante fue un aceite de colza adulterado, no apto para consumo humano. El producto, importado desde Francia y mezclado con otros aceites, fue comercializado de manera informal, en mercadillos y puerta a puerta, sin etiquetado ni control sanitario, en barrios obreros de Madrid y otras localidades de la periferia de la región.
En 1989 el Tribunal Supremo condenó a los industriales responsables de la comercialización de este aceite y al Estado español como responsable civil subsidiario. Las penas de la docena de personas condenadas oscilaron entre los cuatro años y dos meses y los 20 años de cárcel.
Reivindicaciones 40 años después
40 años después de este envenenamiento masivo, los afectados, que siempre denunciaron que las indemnizaciones fueron totalmente insuficientes y llegaron incluso con hasta tres décadas de retraso, siguen reclamando una veintena de reivindicaciones.
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En primer lugar, piden una reparación moral y un homenaje de Estado y la equiparación con el resto de víctimas. Exigen la designación de un centro de referencia de asistencia especializada en el síndrome del aceite tóxico y que su enfermedad sea incluida en el baremo para la obtención del grado de discapacidad.
También solicitan el pago de los gastos de cualquier tratamiento médico o terapia, así como la inclusión del colectivo afectado que nunca pudo desarrollar una actividad laboral como perceptor de una incapacidad reconocida.
Otras de sus demandas están relacionadas con la recepción de información adecuada, con la continuación de la investigación sobre la intoxicación y con el estudio médico de su síndrome.