Moscú ha dejado claro que no cuenta con la cooperación con Washington en Siria, recuerda el analista Patrick Lawrence en un artículo publicado por la revista estadounidense 'The Nation'. El columnista analiza por qué fracasó el acuerdo sobre el cese de las hostilidades en Siria firmado por el canciller ruso, Serguéi Lavrov, y su homólogo estadounidense, John Kerry.
Según Lawrence, al empezar de repente la ofensiva sobre Alepo, el Kremlin reacciona a la conducta de la Casa Blanca y exhibe su poder sin ocultar su irritación con EE.UU. En palabras de Lawrence, Moscú ha dicho a Washington: "Si insiste en declarar la segunda guerra fría, la empezamos".
Lawrence revela las razones por las cuales el Kremlin "ha llegado al límite".
"Moscú ha entendido al final que no se puede persuadir a los estadounidenses de que abandonen su obsesión de dar un golpe de Estado por la rivalidad entre las grandes potencias", asegura.
Ni que 'sí' ni que 'no'
La democracia, constata el autor, "es lo último que necesita Washington en el mundo árabe". A juicio de Lawrence, las declaraciones de Obama sobre la "ambigüedad estratégica" de los objetivos estadounidenses en Siria son una "basura".
Asimismo, el autor recuerda las declaraciones del alto militar estadounidense Jeffrey Harrigan realizadas poco después de la firma del acuerdo entre Moscú y Washington. "No digo ni que 'sí' ni que 'no', sino que todavía es pronto para hablar de que nos lancemos a hacerlo", afirmó en referencia al intercambio de los datos de inteligencia con Rusia. De hecho, explica Lawrence, un oficial de este país admitía que el Pentágono podría no seguir las órdenes llegadas desde la Casa Blanca.
Ataque intencionado
Según Lawrence, en este contexto no hay dudas de que el ataque de la aviación estadounidense contra el Ejército sirio fue intencionado. "El Pentágono hizo todo lo posible para arruinar el acuerdo; era evidente desde el principio", concluye el periodista.
El pasado 17 de septiembre los aviones de la coalición encabezada por EE.UU. perpetraron cuatro bombardeos contra el Ejército sirio, lo que dejó 62 militares muertos y más de 100 heridos cerca de la ciudad de Deir Ezzor. Con ello se ponía fin al cese de las hostilidades. Hoy el acuerdo sobre Siria entre Moscú y Washington pende de un hilo. El Kremlin constata que Washington se ha mostrado incapaz de influir en la situación en Siria y lamenta que "se escuche en estos últimos días una retórica no constructiva" desde EE.UU.", pero insiste en el diálogo.