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América Latina es uno de los principales focos territoriales del mundo donde Estados Unidos (EEUU) pretende ejercer un control debido a que suministra 25% de todos los recursos naturales y energéticos que necesita el imperio yanqui.

 

En los pueblos de la región, además, se encuentra casi un tercio de las reservas mundiales de cobre, bauxita y plata y guarda en sus extensivas áreas 27% del carbón, 24% del petróleo, 8% del gas y 5% del uranio, mientras que en sus cuencas acuíferas está 35% de la potencia hidroenergética mundial.

 

Estas riquezas han llevado a que la injerencia gringa en América Latina haya tomado gran auge en las últimas décadas. Parte de esta arremetida contra la región han sido las bases militares que Estados Unidos ha instalado con un mismo conjunto de falsos pretextos: ayuda humanitaria, cooperación militar, lucha contra el narcotráfico y asistencia en caso de catástrofes naturales, señalan diversos portales web.

 

Históricamente se ha determinado que las bases representan una ocupación militar y, por tanto, un símbolo de sometimiento.

 

Asimismo suelen representar un atentado flagrante a la soberanía de las naciones donde se encuentran, una burla a la Constitución y un espacio donde se llevan a cabo toda clase de funciones, incluyendo las de control ideológico, político y económico.

 

La lucha, soberanía y unión de gobiernos socialistas de la región han dejado sin efecto las acciones injerencistas de Washington.

 

Las conquistas de gobiernos progresistas en los pueblos del Sur no han sido sencillas por los intentos de golpe de Estado, guerras económicas y acciones desestabilizadoras contra la paz y la tranquilidad.

 

Sin embargo, aquellas naciones que han firmado convenios con EEUU para la puesta en marcha de las bases han sufrido las consecuencias de la injerencia debido a que estas estructuras simbolizan a ciencia cierta “marcar territorio”.

 

Más de 40 estructuras 

 

Hasta la fecha, el Pentágono no ha dado cifras oficiales de cuántas instalaciones existen en la región; no obstante, diversas investigaciones de expertos en el tema apuntan a que superan las 40.

 

El internacionalista Sergio Rodríguez refiere que para los pueblos latinoamericanos estos movimientos militares de EEUU traen amargos recuerdos, debido a que en el último siglo Washington ha protagonizado una veintena de intervenciones militares que han propiciado golpes de Estado, asesinatos a dirigentes políticos, masacres y ocupaciones territoriales.

 

A esto se suma su actual interés de frenar las relaciones que han establecido Rusia y China con los países de Latinoamérica: unas alianzas estratégicas que han permitido el nacimiento de un mundo multipolar que pone en riesgo la hegemonía estadounidense.

 

Un artículo de Rusia Today reseña que, sin contar el caso colonial de Puerto Rico, son por lo menos 46 bases militares extranjeras en funcionamiento o en construcción vinculadas por vía aérea y marítima con la IV Flota Naval reactivada desde 2008.

 

Entre ellas merecen especial atención las cinco bases con grandes pistas de aterrizaje distribuidas estratégicamente a lo largo del continente: Soto Cano (en Palmerola, Honduras), Palanquero (en Colombia), Mariscal Estigarribia (en Paraguay), la Fortaleza Malvinas (en Argentina) y la Isla Ascensión (en el Atlántico Sur).

 

Base en Argentina 

 

Recientemente el presidente de Argentina, Mauricio Macri, le abrió las puertas a Estados Unidos para que instale en su territorio bases militares.

 

Hace dos semanas el mandatario envió a una delegación del Ministerio de Defensa a Washington con el objetivo de desarrollar este punto de “cooperación militar” que acordó con el jefe de la Casa Blanca, Barack Obama, en Buenos Aires a finales de mayo.

 

Las bases militares serían colocadas en Triple Frontera (Argentina, Brasil y Paraguay) y en la ciudad Ushuaia, capital de la provincia Tierra del Fuego, este punto es el más polémico porque sus límites provinciales se extienden hasta la Antártida, la mayor reserva de agua dulce congelada en el mundo.

 

Rodríguez explica que esta acción “permitiría un mayor control de la región. Esa es una zona estratégica en términos geopolíticos. Junto a las bases que están instaladas en Paraguay y en Chile se establecería un triángulo estratégico de control de toda la región Sur del continente”.

 

Recalcó que Estados Unidos desde el año 2000 ha intentado tomar mayor control de los territorios latinoamericanos.

 

“Fortaleció la base de Palmerola en Honduras, la de Comalapa en El Salvador, instaló bases en Aruba y Curazao, fortaleció la base de Guantánamo en Cuba y también intentó instalarse en Argentina, pero no pudo ser posible mientras estuvieron los gobiernos socialistas de Néstor Kirchner y Cristina Fernández”, dijo.

 

Sin embargo, recalcó que el gobierno de Mauricio Macri coincide con los intereses internacionales de la oligarquía.

 

“En la medida en que EEUU pueda ejercer control militar en la región, eso facilita toda implantación del Tratado de Libre Comercio y otras medidas neoliberales. Las medidas económicas que se tomarían serían altamente antipopulares. El control político y social son más fáciles de implementar”, añadió.

 

Agregó que el Gobierno de Washington, a través de las bases, “se instaló en Chile, cerca de Valparaíso; en Paraguay, a pesar de que el Gobierno paraguayo lo ha negado e intentaron instalarse en Manaus en la selva Brasileña, en Manta, lo que pasa es que el convenio finalizó 10 años después y el Gobierno de Rafael Correa no lo renovó”. “Todo responde a un objetivo imperial de dominio del mundo”, puntualizó.

 

Dijo que, en líneas generales, EEUU se encuentra actualmente en un proceso estratégico de recuperar su control militar en la región, y eso se le facilitará a medida que los gobiernos con fines neoliberales lo permitan.

 

Advirtió que “ahora también disfrazan algunas bases militares con bases policiales. Este nuevo método responde a que cuando se realiza la instalación de bases militares, EEUU necesita la aprobación del Congreso del país donde se realizará y muchas veces del Ejecutivo; en cambio, si son policiales no necesitan tanto protocolo, las establecen con la excusa de cooperación.

 

Desde el punto de vista jurídico es más fácil lograr su aprobación”.

 

Por su parte, para el comunicador y analista Horacio Verbitsky, la acción permitiría una gran agresión contra el pueblo argentino.

 

Citado por Telesur, indicó que “Estados Unidos propone y la Argentina acepta borronear los límites entre las tareas de Seguridad Interior y Defensa Nacional”, refirió.

 

Acciones injerencistas 

 

El analista internacional Roso Grimau, citado por la Agencia Venezolana de Noticias, denunció que en los años que tiene Estados Unidos como nación, su gobierno ha perpetrado al menos 159 enjerencias en territorios latinoamericanos y caribeños.

 

Estas acciones corresponden al conteo efectuado hasta 2010. Agregó que “las injerencias no solamente se miden en invasiones militares, sino también en medidas desestabilizadoras desde el punto de vista económico, como lo ha hecho Estados Unidos a lo largo de casi toda su historia desde que se estableció como nación contra países latinoamericanos y caribeños”.

 

Sin embargo, acentuó que los esfuerzos de Washington para suprimir a las emergentes naciones latinoamericanas, como en el caso de Venezuela, solo llevan a la consolidación de los líderes de la región.

 

Atrocidades de militares estadounidenses

 

Al menos 53 menores de edad colombianas fueron violadas por militares de EEUU, quienes grabaron los abusos y vendieron los videos como material pornográfico, según un informe de la Comisión Histórica del Conflicto y sus Víctimas, refirió el diario neogranadino El Espectador en mayo de 2015.

 

El documento señala que los abusos fueron cometidos en Melgar y Girardot, próximas a la base militar de Tolemaida, la más importante de Colombia.

 

El informe reveló que EEUU participó en graves violaciones de los derechos humanos en Colombia.

 

Además de los ultrajes de las 53 menores, “un contratista y un sargento de Estados Unidos violaron a una niña de 12 años en el 2007”, reseñó en marzo Sputniknews.

 

Otro caso de abusos cometidos por los militares gringos fue en Ecuador cuando en el año 2009 la periodista mexicana Lucía Morett denunció que fue torturada y sometida a un interrogatorio extrajudicial en una base militar gringa ubicada en la ciudad selvática de Lago Agrio.