Aviso

 Como si se tratara de un escenario apocalíptico, digno de las películas sobre el fin del mundo, la ministra de Minas, María Fernanda Suárez, aseguró que la decisión del Consejo de Estado de prohibir el fracking en Colombia es caótica: lo más grave que le pudo haber sucedido al país. En un tono muy cerca a la manipulación alarmista, la Ministra se atrevió a decir que el rechazo del alto tribunal llevaría a la devaluación del peso e incluso un dólar podría cotizarse en 5.000 pesos en los próximos años. De acuerdo con datos suministrados por Ecopetrol, las reservas de crudo en Colombia son para máximo siete años y los cerca de 400.000 barriles de consumo interno, tendrían que importarse. Una calamidad absoluta, según la Ministra. En esta misma línea, siguiendo algunos medios de comunicación, la seguridad energética en el país está comprometida y el fracking parece constituir la única salvación posible. Los conceptoa anteriores son un completo absurdo si se toma en consideración los daños absolutos que la técnica de fracturamiento hidráulico podría causar. Sin embargo, vamos por partes.

 

El pasado 31 de octubre se vió en Barranquilla, Atlántico, una marcha concurrida como pocas se han visto en la ciudad, cientos de estudiantes se manifestaron contra las actuaciones violentas del ESMAD, la corrupción en las universidades públicas y pidiendo la renuncia del rector de la Universidad del Atlántico, Carlos Prasca. En medio de la marcha, se supo que Prasca había presentado su renuncia, no obstante, los jóvenes están analizando la situación para evaluar los siguientes pasos a seguir.

Una marcha masiva que logra la renuncia de Carlos Prasca

Fabián Salcedo, estudiante de la Universidad del Atlántico afirmó que estaban felices por la convocatoria de la marcha porque contó con una asistencia masiva y logró el principal objetivo: Presionar por la salida de Prasca. Sin embargo, Salcedo explicó que respecto de sus renuncia hay distintas críticas, porque si bien es un logro, el que su salida no se produzca de inmediato puede derivar en que no salga de la rectoría y sea solo una forma de calmar la situación.

 

Una bomba de indignación estalló esta semana en los medios de comunicación y redes sociales por cuenta de una resolución relacionada con la pesca de tiburones. Esto opinan tres expertos independientes que han trabajado por años en este tema.

Con los tiburones todo parece un grandísimo malentendido. Para empezar las películas, con la de Steven Spielberg de primera en la lista, los han retratado como los grandes asesinos del mar. ¿La verdad? Cada año se registran alrededor de 10 ataques de estos animales contra personas. Millones menos de las muertes que causan los mosquitos que transmiten malaria, dengue y otras enfermedades. El peligro es al revés: cada año los humanos pescamos más de 100 millones de tiburones.

 

El rumor de que venían los paramilitares del Bloque Calima a enfrentar a los guerrilleros del sexto frente de las FARC, se fue acrecentando en El Arenillo, en Palmira, con la misma rapidez que el río Cauca en épocas de invierno. Comenzaba el mes de mayo de 1999 y los preparativos para el día de la madre se vieron empañados por los comentarios desesperados en las casas donde 600 personas que perdieron la tranquilidad y esperaban lo peor.

Y lo peor llegó cuando fuerzas direccionadas desde el Urabá por Carlos Castaño, anunciaron oficialmente su presencia en el Valle del Cauca el 22 de julio de ese año, una fecha que muchos jamás olvidarán y que cambió para siempre la historia de sectores como San Marcos, en Buenaventura; La Habana, en Buga; la Moralia, en Tuluá, y El Arenillo, en Palmira. La lista es más extensa, pero tratándose de una época de dolor que manchó de sangre la región, basta con mencionar solo unos casos emblemáticos para tener un referente.

 

Cerro la jornada electoral en Cali y el escogido por la ciudadanía para presidir los destinos de la ciudad en los próximos años (2020-2023) será el medico Jorge Iván Ospina, un prominente líder ajeno a los clanes históricos de la oligarquía hacendaria que por siglos ha tenido el control de este importante centro urbano del sur occidente colombiano a espaldas de sus habitantes en su gran mayoría afrodescendientes e indígenas.

No la tuvo fácil.

Desde los poderosos grupos imperantes en el campo político local se desató una feroz campaña de amenazas, mentiras y atentados para bloquear su regreso a la administración de la capital vallecaucana.