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La implementación de este descubrimiento es la primera demostración de una técnica funcional de detección de minas terrestres.

Un equipo de científicos de la Universidad Hebrea de Jerusalén modificó moléculas en bacterias vivas para que estas emitan una señal fluorescente cuando estén en contacto con vapores explosivos.

Científicos en Israel lograron desarrollar una técnica con una bacteria fluorescente para detectar minas antipersonales y diferentes tipos de municiones que se encuentren enterradas, según un estudio publicado por la revista Nature.

 

En la Universidad Hebrea de Jerusalén se realizó esta investigación, los científicos diseñaron biosensores capaces de descubrir por control remoto las minas antipersonales que cada año hieren o matan entre 15.000 y 20.000 personas en todo el mundo, según los expertos.

 

El biosensor combinan el uso del láser y de una bacteria fluorescente para obtener un mapa con la ubicación exacta de las minas o municiones enterradas, de las que se calculan existen más de 100 millones en alrededor de 70 países.

 

Por su parte, los científicos explican que esta nueva técnica aprovecha las pequeñas cantidades de vapores explosivos que desprenden los aparatos enterrados y que se acumulan cerca de la superficie para marcar su ubicación exacta.

 

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Los expertos en el desarrollo de esta técnica, modificaron las moléculas de bacterias vivas para que cuando estas entran en contacto con los vapores explosivos, emitan una señal fluorescente que se registra y cuantifica en un área remota.

 

Asimismo, los científicos exponen que para sus experimentos encapsularon las bacterias en pequeñas cuentas poliméricas y las extendieron por un terreno minado con artefactos explosivos reales. 

 

Por medio de un sistema de escáner con láser consiguieron elaborar un mapa con la ubicación de la minas, lo que representa, "la primera demostración de una técnica funcional de detección de minas terrestres".

 

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"Para que esto fuera posible, tuvimos que superar varios retos, como aumentar la sensibilidad y estabilidad del sensor de la bacteria, mejorar la velocidad de exploración para cubrir grandes áreas y hacer el aparato de escaneado más compacto para instalarlo en dispositivos no tripulados o drones", indicó Shimshon Belkin, de la Universidad Hebrea.