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En 2015, Lucy Yung era una joven diseñadora industrial que trabajaba en dispositivos de asistencia para víctimas de ictus, personas con esclerosis múltiple y otras afecciones que les dificultaban el control de la motricidad fina.

Entre sus proyectos figuraba un bolígrafo que utilizaba vibraciones de alta frecuencia para ayudar a los enfermos de Parkinson a escribir con más claridad.

Entonces le diagnosticaron un tumor cerebral: “Aprendí de verdad lo que se siente al ser paciente y que cualquier tipo de apoyo o ayuda puede cambiar radicalmente la vida de las personas con enfermedades de larga duración“, asegura.

Una vez recuperada y reincorporada al trabajo en 2018, retomó su investigación sobre el Parkinson, con el objetivo de mejorar la vida de quienes padecen la enfermedad.

Es un problema de comunicación

El Parkinson se deriva de un problema de comunicación: el daño a las neuronas en la sustancia negra del cerebro conduce a una disminución de los niveles de dopamina y ritmos eléctricos inusuales, lo que dificulta que las señales se muevan entre las neuronas.

Las instrucciones que el cerebro intenta enviar al cuerpo tienen dificultades para transmitirse, lo que provoca los temblores, la rigidez y el bloqueo de la marcha característicos de los afectados, reseñó Wired.

Pero gracias a su trabajo previo sobre el bolígrafo, Yung había identificado una posible solución.

En el siglo XIX, el neurólogo francés Jean-Martin Charcot observó que los síntomas del Parkinson parecían mejorar notablemente después de que los pacientes realizaran largos viajes en carruaje o tren, y las investigaciones posteriores han revelado que la estimulación rítmica auditiva, visual o física puede ayudar a los pacientes de Parkinson a caminar con mayor fluidez a través de lo que se conoce como “cueing” (que se puede traducir como señalamiento).

Reducir los síntomas del Parkinson

En 2019, Yung fundó Charco Neurotech, una startup con sede en Cambridge que lleva el nombre del neurólogo francés y que ha desarrollado un dispositivo wearable que promete reducir los síntomas de la enfermedad de Parkinson.

El dispositivo de Charco, el CUE1, es un pequeño disco de plástico con un motor eléctrico en su interior. Se coloca en el esternón del usuario, donde vibra a alta frecuencia siguiendo un patrón que se ha demostrado que reduce los síntomas del Parkinson a través de la estimulación.

A diferencia de los implantes de estimulación cerebral profunda, que también se han utilizado para tratar los síntomas del Parkinson, el CUE1 no es invasivo; se adhiere a la piel mediante un adhesivo médico y es barato.

El dispositivo de 295 libras (371 dólares) está siendo utilizado por más de 2,000 personas en el Reino Unido, con una lista de espera de casi 20,000 en 120 países.

Charco ha recaudado más de 10 millones de dólares en financiamiento y subvenciones y ahora emplea a 38 personas en el Reino Unido, Corea del Sur y Estados Unidos, entre especialistas en Parkinson, enfermeros, ingenieros y analistas de datos.

El objetivo es conseguir que el dispositivo sea aprobado por los organismos reguladores para que pueda ser recetado por los médicos a través del Servicio Nacional de Salud o Medicaid.

Una aplicación permite a los usuarios adaptar el patrón de vibración al que más les convenga.

Yung espera desarrollar un sistema de retroalimentación para que el dispositivo se ajuste automáticamente en función de lo bien que se esté moviendo la persona, aumentando o reduciendo el patrón de vibración según sea necesario. “Lo que estamos viendo es que la gente tiende a usar el dispositivo todo el día”, refiere, “algunos incluso lo usan mientras duermen, y también les ayuda a conciliar el sueño”.