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Un grupo de investigadores de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (FAUBA) y el Centro de Investigaciones de la empresa Agua y Saneamientos Argentinos (AySA), pusieron en marcha la primera planta para el tratamiento de aguas mediante el uso de microalgas.

El proyecto contempla un sistema eficiente, de bajo costo y amigable con el ambiente, capaz de descontaminar hasta 36 mil litros de agua por día, reduciendo el 90% de la materia orgánica, el 95% del nitrógeno y el 50% del fósforo, entre otros contaminantes.

Agustín Rearte, investigador del CONICET en la FAUBA, indicó que este proyecto es ideal para lugares donde no existen otros sistemas de tratamiento de aguas, y además también resulta beneficioso para industrias agrícolas.

“Es una tecnología adecuada para el país porque hay una gran proporción del territorio que no tiene sistemas de tratamiento. Requiere bastante superficie, por lo que apuntamos a plantas descentralizadas, que se puedan instalar en pueblos pequeños y alejados, donde hay una necesidad a cubrir. Además, de este proceso se obtiene una biomasa que puede recircular dentro de la industria agrícola y utilizarse como biofertilizante”, señaló.

Las microalgas son microorganismos que suelen encontrarse en el agua de piscinas, ríos y lagos. La ciencia ha descubierto que sirven como suplementos nutricionales y alimento para peces.

Desde el 2019, los investigadores argentinos estudiaron las propiedades y potenciales usos de las microalgas. Para la creación de la planta, evaluaron más de 30 cepas, seleccionaron las más óptimas y están probando dos enfoques.

El especialista explicó que trabajan con consorcios naturales, es decir que ponen a funcionar el reactor y naturalmente se coloniza de algas. “Un método fácil y práctico”.

Agregó que están probando una segunda opción: controlar el proceso con una cepa determinada para orientarlo hacia un tipo de producción más eficiente en términos de tratamiento por unidad de superficie y de cosecha de biomasa.

Esta iniciativa ha sido financiada por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de Argentina.

También colaboran en el proyecto la empresa de inteligencia artificial TDK, la Fundación Bunge y Born, UBATEC y la Universidad de Almería en España.