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La IV cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), recién concluida en Ecuador, consolidó al bloque regional como un espacio de diálogo y concertación política entre los 33 países que lo integran.

 

La Declaración Política de Quito, aprobada por los gobernantes o sus representantes en la capital ecuatoriana el 27 de enero, así lo refleja.

 

Ratificamos nuestra voluntad de fortalecer la Celac como mecanismo de concertación política regional, reconociendo el trabajo realizado a través de estos años, consolidando nuestra unidad en la diversidad, asegura el primero de los 81 principios recogidos en el texto.

 

En opinión del ministro ecuatoriano de Cultura y Patrimonio y presidente de la Comisión de Relaciones Internacionales de la gobernante Alianza PAIS, Guillaume Long, integración es sinónimo de paciencia 

 

La integración se conquista centímetro a centímetro, porque estamos hablando de 33 países muy disímiles en cuanto a orientación política, explicó el funcionario, en declaraciones a Prensa Latina.

 

De acuerdo con Long, esa diversidad refuerza el concepto de que la Celac, con apenas seis años de vida, más que bloque integracionista, siga siendo un mecanismo de concertación política desde donde se pueden posicionar temas como la descolonización de Puerto Rico, la soberanía argentina sobre las islas Malvinas o reclamar el levantamiento del bloqueo estadounidense contra Cuba.

 

Hace pocos años era impensable tener a todos los países latinoamericanos y caribeños reunidos año tras año, sin que fueran convocados por Estados Unidos, apuntó el ministro ecuatoriano, en alusión a que esa nación norteña y Canadá son las dos únicas naciones del continente que no pertenecen al bloque fundado en 2010.

 

Para Long también resulta sintomático que el impulso integracionista regional alcanzó su clímax con la llegada al poder de gobiernos de izquierda, por lo que el viraje a la derecha que se observa actualmente en algunos de esos países es cuando menos preocupante.

 

El secretario general de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), Ernesto Samper, en cuya sede en Quito se celebró la IV Cumbre de la Celac, considera, por su parte, que pese a su juventud, ambos mecanismos de integración son los más sintonizados con la nueva realidad que vive la región.

 

Lo importante es que primero se definan los escenarios políticos, y partir de eso, ver cómo podemos utilizar esa fortalezca tan grande que es nuestra identidad, para sacar adelante proyectos comunes, explicó Samper a Prensa Latina.

 

En ese sentido, el expresidente colombiano (1994-1998) confesó su apoyo a la propuesta del mandatario ecuatoriano, Rafael Correa, de que la Celac reemplace a la Organización de Estados Americanos (OEA) como el foro donde acudirían a negociar proyectos conjuntos y dirimir diferencias, los países ubicados al sur del río Bravo.

 

Estoy completamente de acuerdo (con la propuesta de Correa), y me parece que la OEA puede ser un buen escenario para hablar con Estados Unidos, pero no puede reemplazar el ejercicio que hacemos nosotros de identificar nuestras propias necesidades, y plantearlas con nuestra propia voz, afirmó el secretario general de la Unasur.

 

El primer vicepresidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, también ponderó los resultados de la cita continental recién concluida en Quito.

 

Ha sido una cumbre donde se ha consolidad la integración latinoamericana y la concertación política, y donde hemos compartido, de una manera más madura y objetiva, un debate transparente orientado hacia la acción colectiva, señaló Díaz-Canel, quien presidió la delegación cubana.

 

De acuerdo con Díaz-Canel, a todos los participantes les quedó claro lo que se tiene que hacer para enfrentar de manera conjunta los retos actuales y futuros de Latinoamérica y el Caribe.

 

Nos hemos dado cuenta de que en las mismas cosas en que ha estado trabajando la Celac en las cuatro cumbres realizadas hasta el momento, están los paradigmas con los cuales podemos enfrentar toda esa voluntad integracionista y de concertación, destacó.

 

DECLARACIONES ESPECIALES 

 

Aunque la crisis económica, la lucha contra la pobreza extrema, el virus del Zika y el proceso de paz en Colombia dominaron la cumbre de Quito, los mandatarios dedicaron tiempo a cuestiones específicas que atañen y/o preocupan a algunos de sus miembros.

 

En ese sentido, destacó la atención prestada a la situación política en Haití, y a solicitud del gobierno de esa isla caribeña, se acordó enviar una misión de cancilleres de la Celac para recabar información sobre la crisis que se desató luego de que la oposición se negara a participar en la segunda vuelta electoral.

 

La veintena de declaraciones especiales adoptadas también se hace eco de casos específicos que no por recurrentes, son menos importantes, como son los llamados a Estados Unidos a levantar el bloqueo económico, financiero y comercial contra Cuba, o devolver el territorio de la base naval de Guantánamo.

 

En otros textos se exhorta a Washington a poner fin a las políticas que estimulan la emigración ilegal de cubanos hacia territorio norteamericano, se ratifica la soberanía de Argentina sobre las islas Malvinas y se saluda la conmemoración del centenario del fallecimiento del poeta nicaragüense Rubén Darío.

 

La IV cumbre de la Celac concluyó con el traspaso de la presidencia pro tempore del bloque a República Dominicana, cuyo presidente, Danilo Medina, se comprometió a implementar el llamado Plan de Acción 2016, entre cuyos postulados resalta continuar con los esfuerzos regionales para erradicar la pobreza extrema y la desigualdad.

 

*Corresponsal Jefe de Prensa Latina en Ecuador.