Los hogares, que se habían mantenido estables debido al aumento en el número de personas que trabajaban desde casa en medio de la pandemia, también tuvieron una contracción en el consumo tanto mensual como anual, de 2,1% y 3,25%, respectivamente.
Bolivia debe ganar la guerra estratégica del proveedor de gas a Brasil. La recuperación del consumo garantiza la demanda y aumenta la dependencia del gigante latinoamericano del país serrano. Su política de privatización y desinversión estructural amplía la necesidad de importaciones.
El último informe sobre el consumo de gas natural en Brasil mostró un crecimiento del 0,6% en septiembre con respecto a agosto, cuando totalizó 52,19 millones de metros cúbicos / día, pero se mantuvo lejos de los niveles del año pasado, cayendo casi unos 30% con respecto al año anterior coma mismo mes de 2019.
Los datos de la Asociación Brasileña de Empresas de Distribución de Gas por Gasoductos (Abegás) aclaran un mayor uso de insumos básicos mensuales entre industrias, vehículos y negocios, aunque estos sectores se mantuvieron por debajo de los volúmenes observados en 2019, antes de que la pandemia de coronavirus sacudiera el mercado . Sin embargo, han reforzado la recuperación desde julio.
Fue la industria, la que lideró en el uso del insumo ese mes, hubo un incremento de alrededor de 0,5% en la demanda respecto a agosto, aunque con una disminución del 5% anual. Las plantas termoeléctricas, la segunda fuente de demanda en el período, registraron una caída de 3.3% en el uso de gas en comparación con el mes anterior y alrededor de 55% anual.
Los hogares, que se habían mantenido estables debido al aumento en el número de personas que trabajaban desde casa en medio de la pandemia, también tuvieron una contracción en el consumo tanto mensual como anual, de 2,1% y 3,25%, respectivamente.
En abril de este año, en plena crisis, el Ministerio de Minas y Energía informó que la demanda total de gas natural en el país tuvo una reducción del 17% con relación al mes anterior, pasando de 64,8 a 54,1 millones de m³ / día. En relación a abril de 2019, hubo el mismo porcentaje de reducción.
Este conjunto de datos demuestra que el mercado del gas tiende a tendencia a recuperarse continuamente con un aumento en la producción de conglomerados industriales, principalmente exportadores. En abril, la previsión de cierre del PBI (producto bruto interno ) fue -10%, el 17 de diciembre el Banco Central de Brasil mejoró su estimación a -4,4%. El consumo de energía viene en la misma dirección que el aumento de la producción en la cadena industrial.
En cuanto al balanza comercial, en el año hasta la segunda semana de diciembre, las exportaciones totalizaron US $ 199.365 millones y las importaciones, US $ 149.449 millones, con un saldo positivo de US $ 49.916 millones y un flujo comercial de US $ 348.814 millones.
Si Brasil ofrece una recuperación en la demanda de gas, su política de segregación de su principal energética, Petrobrás, también le permite alargar la dependencia de Bolivia. Este razonamiento se basa en el desarrollo de la política liberalizadora de privatización del gobierno.
La extracción del presal(región reservas de petróleo y gas) brasileño requiere una intensa inversión a largo plazo, que sería compatible con una Petrobras que impulsa el desarrollo nacional. Su actual gobierno trabaja en sentido contrario de desmenuzar la empresa y facilitar la entrada de capitales extranjeros. Estos no actúan de la misma forma de incentivar la producción y distribución en el sector.
En conclusión, Brasil, al reducir su desarrollo global coma al devaluar la capacidad de invertir a través de un conglomerado nacional, favorece a Bolivia para extender su dominio sobre el país.
Así, al priorizar los recursos de privatización en el presente,la estrategia de Brasil está golpeando su futuro y puede garantizar el de Bolivia.