Mencioné, en la primera parte de este trabajo, que los hechos que propiciaron la denominada lucha anticomunista, derivada de las consecuencias de la SGM, dieron paso a iniciativas políticas, comunicacionales e incluso militares, en el ámbito de lo que gobiernos como el estadounidense y sus aliados llamaron “la defensa de la democracia” como solían designar, la pugna llevada a cabo contra el bloque soviético.
El Destino Manifiesto Como Mito (Parte II)
En este contexto sitúo, por ejemplo, lo que la historia conoce como la caza de brujas de McCarthy (3) como también el mencionado Artículo X de George Kennan considerado “is one of the most important documents in the history of American Foreign Policy - not because of what it revealed about Soviet comunism, but because of what it made so clear about America and America´s continuing vision of itself and of the world (4).
En este marco de enorme dinamismo en la lucha política e ideológica, aparece este Articulo X o también llamado “Telegrama Largo” considerado, por el ex Asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Henry Kissinger como la Biblia de la política de contención, durante las cuatro décadas que aquella estrategia estuvo en ejecución. El Article X tuvo como autor a George Kennan – ex subjefe de la misión estadounidense en Moscú - que el 22 de febrero del año 1946 envía a Washington un largo telegrama de 5.500 palabras - que después sería publicado formalmente bajo el nombre de “Las raíces de la conducta soviética " en la Revista de Asuntos Exteriores de Estados Unidos el año 1947. "El aporte de Kennan consistió en explicar los modos en que la hostilidad a las democracias era inherente a la estructura interna soviética, y por qué esa estructura resultaría impenetrable a los esfuerzos conciliatorios de occidente (5).
Su artículo apelaba a las virtudes más nobles de pueblo norteamericano, lo que Kissinger denomina la “heroica doctrina de la lucha perpetua”, para dar cuenta, no sólo de la lucha contra la ex URSS, sino que ello implicaba entrar de lleno en ese Destino Manifiesto de cruzado, cual Quijote con la adarga bajo el brazo. Se convocaba a los Estados Unidos a una misión global, lo que explica iniciativas que dieron origen, por ejemplo, a la conformación de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) que velaría por la seguridad de un continente, que marchaba por la senda de la seguridad económica establecida por el Plan Marshall. El gran gendarme daba sus primeros pasos, para concretar una hegemonía que tendría su triunfo con la caída de los socialismos reales.
Ese elemento tan importante en la consideración del carácter nacional estadounidense, que era el aislacionismo, definitivamente se perdió con la entrada de Estados Unidos a la SGM y se consolida cuando la OTAN, ve la luz en Abril de 1948, que constituyó una desviación clara y definitiva de la política exterior norteamericana. Para Kissinger, el liderazgo norteamericano en la OTAN garantizaba, que el nuevo orden mundial sería justificado en términos morales y ocasionalmente hasta mesiánico, apelando a esos valores fundamentales y soluciones generales, cuestión que subyace en los textos mencionados, tanto de Allman como de Kennan.
La Guerra de Corea mostraría la importancia que adquirió el Article X, en los procesos de Policy Making estadounidense, que vieron en la ofensiva de Kim Il Sung al sur del paralelo 38, el año 1950, el horror suscitado, en las sociedades occidentales, hábilmente manipuladas y desinformadas por los mass media, por hordas de comunistas que atacaban el mundo libre, cuestión que para el imaginario del “mundo libre no se podía permitir. Sobre todo porque Washington se había encargado de vocear, que Estados Unidos contendría a los comunistas en todo lugar donde viera amenazado sus áreas de influencia, que es hablar de regiones donde la libertad de actuar de sus empresas o sus aliados no estuviera vedado. Claro está que Corea estaba bastante lejos del tesoro europeo, y era un poco difícil aceptar que la seguridad de los Estados Unidos o de su mundo libre estuviese amenazada, pero para ello había un remedio, y en esa construcción de una amenaza mundial venida desde el bloque socialista se apeló a la intervención de la ONU que dio el marco multinacional para operar en el conflicto peninsular.
En otro plano, la separación de las dos alemanias, primero permitiendo el nacimiento de la República Federal Alemana y posteriormente con la construcción del Muro de Berlín, es una muestra clara de las orientaciones que la política exterior norteamericana va teniendo en su tarea de contener el comunismo y la respuesta soviética a los fanes occidentales. Washington está decidido a restaurar rl viejo orden conservador y asegurarse, ad eternum, que no surgirían tendencias socializantes o un poderoso movimiento obrero, en tierras donde debía existir paz y prosperidad basada en el libre mercado. Entre las ideas más recordadas del Article X sobresale aquel que señala “aunque el poder soviético es impermeable a la lógica de la razón, es muy sensible a la lógica de la fuerza” claro está, que en todo el período de la guerra fría nunca hubo un enfrentamiento directo entre fuerzas militares de ambas superpotencias.
Ahora bien, no podemos asignarle toda la responsabilidad a Kennan y su Telegrama Largo, toda vez que el hombre se ha disculpado a lo largo de los años, con respecto al malentendido suscitado con su documento, en una especie de que no “quise decir lo que dije”. Podríamos darle un poco de crédito si consideramos, que el peligro que se quería contener no era la amenaza soviética, sino la amenaza a la libertad, la democracia representativa, la libre empresa, las libertades individuales, y todos aquellos ideales que subyacen en su ideal del Destino Manifiesto y que Estados unidos ha logrado convertir en auto de fe.
Con el paso de los años el artículo de Kennan ha caído en descrédito (6) toda vez que el mismo autor, considerado hoy en día uno de los principales críticos de la Guerra Fría, ha escrito que uno de los errores históricos de los Estados Unidos, fue rechazar cualquier tentativa de lograr un arreglo pacífico de sus conflictos con los soviéticos, y declara finalmente que se debe volver a ese estado del alma cercano al puritanismo "la mejor manera que tiene un país como el nuestro, para ejercer una influencia benéfica más allá de sus fronteras es el ejemplo, y nunca la imposición” Lamentablemente para Kennan y su necesidad de redención, la historia se ha encargado de descubrir su disfraz de enternecido postcrítico, y con esto arrastramos también las tibias críticas de Allmam con respecto al actuar de los Estados Unidos en el campo de su política exterior.
En 1948 George Kennan y su equipo de planificadores, seres dotados de una visión más allá del pragmatismo puritano, conscientes que los Estados Unidos no podía seguir sosteniendo una política de aislacionismo, y por tanto sujeto a los vaivenes, que la defensa de sus corporaciones le demandaba, asignaron a cada región del mundo su status y su función. Los Estados Unidos se harían cargo del Hemisferio Occidental, marginando a la competencia francesa y británica" diseñada en los Acuerdos Sykes-Pico. África se explotaría para la reconstrucción de Europa, con una caída de la influencia de las metrópolis europeas, que tendrán que entrar de lleno, en la dinámica del proceso de descolonización, mientras que el sudeste asiático, cumpliría su función principal como fuente de materias primas para Japón y la Europa Occidental.
Destino Manifiesto y Sionismo
El nuevo orden mundial surgido tras la SGM y el desarrollo del imperialismo mostraría la realidad de una política exterior donde se deja de hablar de “objetivos vagos e irreales como los derechos humanos, el aumento de los niveles de vida y la democratización y más bien se trata directamente con conceptos de poder sin el estorbo de consignas idealistas sobre el altruismo y el beneficio mundial, si queremos mantener la disparidad que separa nuestra enorme riqueza de la pobreza de los demás" (7). Un mundo donde la región del Asia occidental pasaría a tener, sobre todo a partir del año 1991 un enorme campo de conflictos: la continuación de la colonización y ocupación de Palestina a manos del sionismo, política de máxima presión contra la República Islámica de Irán a partir del derrocamiento de la monarquía el año 1979. La posterior invasión estadounidense y sus aliados a Irak el año 2003. La actual guerra de agresión contra Siria a partir del año 2011 en el marco del llamado renacer islámico. La guerra de agresión a Yemen, a cargo de la monarquía saudí y una coalición de países, efectuada a partir de marzo del año 2015. Sumado todo ello a la instalación de un cinturón de bases militares, rodeando no sólo a Irán, sino también a la Federación Rusa y la ampliación de la OTAN hacia el este, como estrategia político-militar
A lo largo de la historia de los Estados Unidos se distingue esa búsqueda constante por tener un enemigo que permita alzar las banderas de su Destino manifiesto. Tras la independencia fue la amenaza europea y con ello la Doctrina Monroe, donde subyace su convencimiento que América era para Estados Unidos, no para los americanos en su conjunto. Por ello resulta indudable, que la tan mencionada necesidad de armarse y rearmarse, con todo tipo de armamento, sea este convencional o nuclear sólo ha sido una justificación para el desarrollo del complejo militar industrial norteamericano, pues nunca el armamento producido, para teóricamente combatir y contener a la ex URSS, se utilizó contra ella sino que a través de guerras indirectas, con el uso en campo de sus respectivos aliados, que son los que en verdad entregaron su sangre en aquella confrontación.
Allman no cree en el pretendido Destino Manifiesto de los Estados Unidos, establecido en su forma más inmaculada por John Quincy Adams, como una especie de misticismo mesiánico que impulsa a los Estados Unidos a cometer una serie de atropellos no sólo a nivel de su política exterior, sino también a nivel de la política doméstica, como fue el caso de los caminos de "persecución irresponsable de McCarthy." Existen claras incoherencias y contradicciones presente en la política exterior de Estados Unidos expresadas en tres hechos sustantivos; El Artículo X, El McCarthismo, y la Guerra de Corea.
Contradicciones que concluyen con la falsedad de esta práctica de Destino Manifiesto, que sólo esconde un actuar interesado en el desarrollo de sus capacidades industriales y económicas, más en que en valores preconizados a través de creencias y tradiciones de la cultura política clásica estadounidense (8). La influencia de esa idea del Destino Manifiesto se expresa en ideologías como el sionismo, concretada tras el fin de la SGM, que encuentra su origen en países europeos, principalmente Gran Bretaña desde fines del siglo XIX. Una ideología que da sustento a la acción política de generar un territorio bajo el marco falsario de “un hogar nacional judío” lo que implica la implementación de políticas colonizadoras y de ocupación de la tierra palestina, que tiene como espejo a su padre putativo. Ambos regímenes, a su vez, violadores de los derechos humanos de los pueblos a los cuales agreden y violadores del derecho internacional.
Ambas entidades: imperialismo y sionismo, está dotadas de ideologías racistas y extremistas que difunden conceptos de superioridad racial, fomentando con ello el racismo y la xenofobia. La Resolución Nº 73/262 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, aprobada el 22 de diciembre del año 2018 efectuó un llamamiento mundial para la adopción de medidas concretas para la eliminación total del racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia y para la aplicación y el seguimiento generales de la Declaración y el Programa de Acción de Durban. Dicha Resolución proclamó que “todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos, que todos tienen la capacidad potencial de contribuir de manera constructiva al desarrollo y el bienestar de sus sociedades y que “todas las doctrinas de superioridad racial son científicamente falsas, moralmente condenables, socialmente injustas y peligrosas, y deben rechazarse”.
La creencia en un Destino Manifiesto, trae aparejado para gobiernos como el de Estados Unidos e Israel el desprecio a todo control y sujeción a las organizaciones que se dado la comunidad internacional. Convencidos, que los deberes contraídos no le son aplicables. Para Estados Unidos y reafirmado por declaraciones de sus funcionarios de gobierno y el propio presidente Donald Trump, no existe posibilidad de aceptar ser enjuiciado por ninguna Corte Internacional, ninguna institución que los países se han dado como una manera de convenir el respeto a los derechos humanos, la relación pacífica entre las naciones y sobre todo aceptar la jurisdicción de organismos, que permitan sancionar aquellas conductas tipificadas como delitos internacionales. Estados Unidos y su conducta imperial considera que está más allá del bien y el mal.
Israel, por su parte, con relación a Palestina, desde el mismo año de nacimiento de la entidad sionista (14 de mayo del año 1948) ha violado todas las resoluciones de la ONU y superado todas las medidas tomadas en orden a hundir toda posibilidad de avanzar hacia la autodeterminación del pueblo palestino. Israel ha dedicado gran parte, de sus esfuerzos políticos y diplomáticos, a consolidar la supremacía sionista sobre una tierra ocupada, colonizada, donde prima el racismo y el crimen contra sus habitantes. Un sionismo, que ha pervertido la esencia misma del judaísmo, tergiversándolo y mutando la identidad religiosa de aquellos que profesan esta creencia.
Hago mía las palabras del Libertador Simón Bolívar cuando señaló, con evidente claridad, a principios del siglo XIX su interpretación del papel que pretendían jugar los políticos de Washington en el mundo y en especial en nuestro continente americano, al sostener en una carta dirigida al Coronel Patricio Campbell, fechada en Guayaquil el 5 de agosto del año 1829 “los Estados Unidos parecen destinados, por la providencia, a plagar el mundo de miserias y muerte en nombre de la libertad” en este caso, a través de su visión de un Destino Manifiesto , que se ha encargado de concretar sobre los huesos y la sangre de millones de seres humanos.
Mismas palabras que pueden ser dirigidas al sionismo: Una ideología destinada a dar sustento a la promoción y práctica del odio y el racismo, en nombre de mitos falsarios. No existen pueblos elegidos, ni superiores ni inferiores. No existen pueblos a los cuales alguna divinidad los haya señalado con un dedo de preferencia o los considere la niña de sus ojos y les entregue dadivosamente un territorio que no les pertenece. Todo aquel que propugne lo contrario es simplemente un criminal o un cómplice.
(3) Se pasó a denominar como macarthismo o caza de brujas a todas aquellas medidas gubernamentales que coartaban las libertades de los ciudadanos en favor de una supuesta seguridad nacional o preservación de unos valores determinados. En pleno contexto de Guerra Fría, tras finalizada la II Guerra Mundial y la expansión del comunismo por Europa y Asia, en Estados Unidos (EE.UU.) se gestaba un fuerte odio al comunismo, que fue llevado a su máxima expresión por el senador republicano, Joseph McCarthy. El primer pronunciamiento de McCarthy en el que mostraba sus planes para solapar todo índice de actividad comunista en EE.UU. fue el 9 de febrero de 1950, en el club de mujeres republicanas de la ciudad de Wheeling, en Virginia Oeste, donde advirtió tener una lista de 205 personas miembros del Partido Comunista que trabajaban dentro del Gobierno.
(4) Allman T.D en su libro “Unmanifest destiny: Mayhem and illusion in American foreign policy--from the Monroe doctrine to Reagan's war in El Salvador” (1984)
(5) Kissinger Henry. Diplomacia. Ediciones B. Barcelona, España, 1996, Página 483-484
(6) Y sostenemos esto a pesar que el autor y su documento son alabados por Kisssinger, y la mayoría de los historiadores y estudiosos de las relaciones internacionales en los Estados Unidos. Sobre todo alabando ese supuesto espíritu profético del Artículo X, en que se vislumbraba el colapso definitivo del mundo socialista encabezado por la URSS.
(7) Chomsky Noam " El Nuevo Orden Mundial (y el viejo )". Editorial Crítica. Barcelona, España, 1997
(8) A pesar de la valía de las críticas de Allman, en este campo reina por derecho propio Noam Chomsky, a quien recomiendo a la hora de definir críticas certeras y profundas respecto a la política exterior llevada a cabo por los Estados Unidos, desde el momento mismo de su independencia.