La Organización para el Tratado del Atlántico Norte (OTAN), desde la segunda guerra mundial y posterior a ella, ha sido una fuerza bélica multinacional y genocida al servicio imperial del gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica (EEUU), cuya existencia ha garantizado que los perros de la guerra muevan la economía mundial y sostengan la consumista forma de vida estadounidense,al igual que a los decadentes imperios europeos, siempre en default disfrazado.
Colombia está apartando el principio de Unasur de crear una zona de paz en la región, dijo Pavel Rondón.
Aún con toda la muerte que han ejecutado directamente los miembros de la OTAN,como la que causaron en Yugoslavia en 1999,con más de veinte mil civiles muertos en una sórdida y dantesca operación aérea, ahora el motolito Premio Nobelde la Paz, para justificar el gasto militar en suelo neogranadino, muy alejado del espíritu grancolombiano, cual mercenario de poca monta y con la intención de derramar la sangre de Abel, pretende acuerdos con la OTAN,para que, desde suelo colombiano, en contubernio con el gobierno estadounidense que tiene sus siete bases militares en suelo colombiano, se constituyan en el gran asiento bélico imperial que liquide a los gobiernos del nuevo mundo multicéntrico y pluripolar, además de evitar cualquier tipo de influencia y acceso de China y Rusia.
Para estos fines hegemónicos de las hienas de la OTAN y EEUU en Nuestra América Caribeña, les urge, primeramente, de este lado del globo terráqueo, derrocar a Nicolás Maduro y liquidar de tajo la revolución bolivariana, socialista y chavista, además de todo lo que represente el legado del Comandante Fidel Castro en esta área de la América Latina y el Caribe.
Seguramente, Juan Manuel Santos, como buen especialista en operaciones de bandera falsa, logrará ponerle la mesa servida a las hienas europeas de la OTAN, como lo hizo con EEUU en suelo colombiano, para liquidar internamente a las pacificadasFARC-EPy al ELN, mientras supone que ya han caído mansitos a sus acuerdos en los que Juan Manuel Santos va poniéndoles trampas y ajiacos, al tiempo que a lo externo estaría contribuyendo a restaurar las colonias tercermundistas al servicio imperial.
El caso es que la OTAN fuerza desde tres frentes alrededor del mundo: en Siria, para derrocar a Bashar al Assad y robarse el petróleo y gas para levantar la parasitaria economía europea, mientras que provoca a los vecinos de Rusia y China para crearles conflictos étnicos artificiales y artificiosos, aunque fallidos y en este lado de la América Latina y Caribeña, comenzando por Venezuela, de donde saldrán derrotados y no será a sombrerazo.
En fin, desaparece la OTAN o tendremos una inimaginable guerra mundial, en la que perderemos todos, incluso, con la certeza de la desaparición abrupta del planeta. Por lo pronto, urge su rechazo en cualquier espacio del nuevo mundo multicéntrico y pluripolar.