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Las tesis económicas del Chavismo

Han pasado más de tres años desde la muerte de Hugo Chávez. Suficiente tiempo para que haya acontecido absolutamente de todo en un país en revolución. Cualquier identidad política se transforma inevitablemente después de tanta densidad histórica. Es imposible quedar intacto. El Chavismo, como cualquier identidad política viva, se nutre de lo que acontece.

La incógnita está en cómo se van a metabolizar estos hechos transcurridos. Se apertura una nueva etapa histórica para replantearse cómo resurge el Chavismo hacia delante tras este ciclo corto tumultuoso.

 

Las tesis económicas del Chavismo 

El ámbito de lo económico es crucial en esta discusión. La guerra económica interna continua haciendo estragos. La emergencia económica obliga a acelerar las respuestas. La Agenda Económica Bolivariana (AEB) es la respuesta en construcción del Chavismo para afrontar este gran desafío. Toca tomar un camino. Aparecen muchas ventanas. No todas son compatibles entre sí. Hay que ordenar la casa. Y hay que elegir qué poner en cada lugar, qué hace cada quién, cómo se reparten las tareas y los recursos, cuáles son las condiciones de vida deseadas para los inquilinos y qué reglas de convivencia (adentro-afuera) son las que darán paz y calma en el hogar.

 

Hay que forjar la senda económica para los próximos años. A partir de esta necesidad, se pueden advertir múltiples formas de encarnación económica del Chavismo para la próxima década. He aquí la disputa. He aquí el dilema. ¿Qué camino elegir? Hay algunas opciones encima de la mesa: a) los que no quieren moverse ni un ápice de los viejos postulados ortodoxos, b) aquellos que persiguen nuevas “amistades peligrosas” para lograr una gobernabilidad económica, una suerte de neosocialdemocracia bolivariana; c) tampoco faltan los que quisieran hacer un viraje neoliberal en versión suave, y por último, d) están los que buscan en Chávez las tesis económicas del Chavismo para esta nueva etapa.

 

Existe un pulso entre las diferentes interpretaciones del Chavismo en lo económico. Estratégicamente, los cuatro caminos anteriores son incompatibles entre sí. En lo táctico, son validas algunas combinaciones, pero siempre cuidándose de que no se acabe imponiendo aquello que no se desea para el medio plazo. Cuanto más adversa es la coyuntura, lo táctico suele ganar la pelea a lo estratégico. Esta pugna está más presente que nunca. Es por tanto la hora de la gran definición. De no hacerlo, se corre el riesgo de que cada quién tome su propia receta, lo que podría desencadenar un empate catastrófico, sin final feliz.

 

El Chavismo tiene una esencia básica que ha de servir como línea roja innegociable que no se debe cruzar jamás: su irreverente valentía y su alta dosis de creatividad. De nada sirve "copiar-pegar". El Chavismo se guía por todo lo contrario, por el “inventamos o erramos” de Simón Rodríguez. Incumplir esta máxima sería abandonar un gen definitorio. A partir de esta premisa, se abre la discusión acerca de las siguientes tesis económicas del Chavismo.

 

1ª Tesis Económica: La economía es una ciencia política. No hay economía sin política. Para Chávez, esto fue siempre una máxima irrenunciable: “Una economía que esté desarraigada, descontextualizado de lo político y lo social, realmente no es economía”. En este momento sería un error histórico pensar que se puede salir únicamente con medidas económicas sin atender a la disputa política. No hay relación entre variables económicas que no esté marcada por la confrontación política. No se puede solucionar el tema de la inflación o el desabastecimiento solo a través de un debate sobre el valor de ciertas variables económicas nominales. No existe tal linealidad. La economía política está presente a través de un proceso de puja distributiva: quién se queda con qué. Es un principio básico a tener en cuenta. La democratización de la economía está reñida con los intereses de los poderes económicos que concentran una gran tajada de la renta del país. Este es el primer punto a resolver: qué acuerdo distributivo es óptimo para el Chavismo, tanto desde la perspectiva de la justicia como desde la misma eficacia económica.

 

2ª Tesis Económica: los derechos sociales y humanos no se negocian. El ser humano está en el centro de gravedad del Chavismo como identidad económica. Hay una premisa teórica chavista fundamental: la desmercantilización de los derechos sociales como vía para consolidar una economía humanista. Se impone el valor de uso frente al valor de cambio. El Estado de las Misiones es la base empírica del Chavismo para satisfacer este asunto teórico. Desde ahora en adelante, el objetivo es buscar cómo sostenerlo fiscalmente frente a la caída de los precios del petróleo. Se debe calcular cuál es el presupuesto de las Misiones Sociales y utilizar este valor como meta de la Revolución Tributaria en clave estructural. Pero además se necesitan respuestas coyunturales urgentes, ahora, ya. Estamos ante el imperativo de la “economía del mientras tanto” en todo aquello que resulta esencial para la población venezolana. No sirve ninguna política económica si no atiende a esta dimensión apremiante. Los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP) y las Tarjetas de Misiones Socialistas (TMS) son respuestas rápidas para esta emergencia adversa, como en su momento lo fueron las misiones en el año 2003. Ambos instrumentos deben crecer hasta alcanzar a la población objetivo más vulnerable. Pero no es suficiente solo con eso. Además hay que implementar aquellos complementos que sean eficaces para buena parte de la población que se sitúa en torno a la media de la distribución. Es fundamental una política de Estado para este amplio abanico en todo lo que concierne a lo social y a los derechos económicos para garantizar condiciones de una vida digna.

 

3ª Tesis Económica: la Revolución Bolivariana exige una transformación integral de su metabolismo económico. La guerra económica se sostiene gracias a una estructura económica carcomida por el metabolismo social del capital impuesto en los últimos años en ciertas actividades económicas. La forma de lograr la paz económica depende de cómo se apuntale la nueva estructura. El capitalismo perdió la batalla por la renta petrolera en origen, pero viene ganando la batalla por la renta petrolera en destino (1). En este sentido, hay “cuatro grandes enfermedades” que padece la economía venezolana y que deben ser curadas en el menor tiempo posible: 1) rentismo exportador petrolero, 2) rentismo importador, 3) sistema distributivo ineficiente-especulativo y  4) estructura económica oligopólicas. Estas enfermedades constituyen un cuadro médico complejo, pero que tiene cura. Sin embargo, la cura se hace más dificultosa por otros factores determinantes que procuran derrocar a la Revolución Bolivariana. El Dolar Today es un asunto principal: una página de Internet que marca cuál es la relación entre el dólar y el bolívar en el mercado negro y que actúa como cotización oficiosa que es aceptada por el sistema económico. Ha sido y sigue siendo un arma de destrucción masiva contra la economía, induciendo precios a pesar que tiene poco protagonismo en las transacciones económicas reales. Todos estos males generan círculos viciosos y ociosos de la renta; no crean riqueza; provocan exceso de dependencia de la divisa petrolera; dependencia de pocos actores económicos; cadenas ineficientes de valor; precios elevados... Es por tanto el cambio de metabolismo el que debe servir de guía para las decisiones económicas de los próximos años. Perder de vista la totalidad de la economía es querer resolver todo mediante varitas mágicas. Hay que romper el mito de soluciones simples para problemas económicos complejos. La economía neoclásica, como soporte teórico del neoliberalismo, nos llevó a ese imaginario falso. Se trata de pensar la economía integralmente y sin perder de vista el metabolismo al que se quiere llegar. Esta es la verdadera estabilidad macroeconómica que hay que perseguir y no aquella que genera desequilibrios microeconómicos (pretendidamente invisibilizados por el orden neoliberal).

 

4ª Tesis Económica: una nueva economía productiva equilibrada, diversificada y democratizada. Sin base material productiva, el socialismo económico bolivariano es insostenible. La independencia económica únicamente pasa por la Revolución Productiva. Esta es la única vía para corregir de forma sostenible el desfase estructural entre la pujante demanda interna (democratizada) y la insuficiente oferta (no democratizada). Es hora de generar riqueza productiva. Hay que buscar los nodos multiplicativos de la economía; se trata de hacerse más grande para repartir mucho mas. Hay que prestar más atención a la productividad; a la ciencia y tecnología; se debe transitar hacia la economía del conocimiento. Y también hay que tener en cuenta el mundo externo actual cuya producción está muy fragmentada geográficamente. Así, en muchas ocasiones, será más fructífero concentrarse en la elaboración de insumos productivos que en la producción final.

 

En esta nueva etapa se debe continuar con los motores productivos, priorizando lo alimentario y la salud, pero sin descuidar las industrias básicas y estratégicas (sector minero, petroquímica). También hay que dar un salto en el sector turístico. En todos estos ámbitos es fundamental definir bien las reglas del juego de las nuevas alianzas estratégicas para atraer inversiones privadas, para crecer más, pero siempre bajo condiciones de soberanía. Hay que definir un único modelo de inversiones extranjeras atendiendo a las especificidades de cada sector.

 

Pero además, se hace imprescindible avanzar en favor de una nueva era del sujeto productivo. Hay que crear nuevos actores con nuevas subjetividades productivas. Es esencial construir una nueva cultura del trabajo productivo. No hay que olvidar que el objetivo del Chavismo es democratizar el aparato productivo. He aquí la cuestión: motores económicos con nuevos actores; nuevos bienes producidos pero con más productores, con relaciones sociales de producción justas. El desafío es el cambio del patrón productivo de acumulación para hacerlo más equitativo. Hay un tándem esencial del Chavismo irrenunciable: Distribución-Democracia. Chávez decía que ”no es posible hablar de democracia cuando ésta empobrece a la mayoría y enriquece a la minoría”. En esta tarea de democratización de la economía, es fundamental el cómo se injerta el poder comunal como actor económico. La comuna no ha de ser marginal; ha de ser protagónica económicamente. La Agricultura Urbana es otra oportunidad que satisface esta y la anterior tesis. Son nuevas fuentes de riqueza que han de ser impulsadas con más fuerza. Hay que continuar escarbando para encontrar nuevas formas de producir más chavistas.

 

5ª Tesis Económica: es la hora de la Gran Política Económica. La economía es como un acordeón: requiere de la armonía de todas sus teclas. Son necesarios todos los instrumentos económicos y todos han de remar en la misma dirección. De nada sirve que unos vayan en un sentido si otros lo hacen al lado opuesto. Estas son algunas herramientas elementales:

 

a) Revolución Tributaria. Ante la restricción económica externa es imprescindible recaudar en el interior de manera eficiente y bajo criterios de justicia social. Es esencial implementar impuestos sobre el gran capital ocioso para los contribuyentes especiales que no destinan su patrimonio a actividades productivas. También hay que continuar con el sistema de facturación electrónica para ganar la batalla al fraude y a la elusión fiscal.

 

b) Política de Estabilización de Precios con Abastecimiento Soberano. Es necesario introducir el control de precios en origen (importación) para no comprar por encima de los precios de referencia internacional. Los precios deben acomodarse a los costes reales de producción, con tasas de ganancias justas y que sean más favorables para la producción nacional que para el importador. Hay que evitar a toda costa dos universos de precios para un mismo bien, uno barato y otro muy caro. Ese esquema crearía dos economías peligrosamente paralelas.

 

c) Nueva política de creación, captación y administración de divisas. La nueva política de acupuntura de divisas se debe guiar por criterios sociales y económicos. Hay que seguir importando aquello que no se pueda producir en el corto plazo y que sea socialmente necesario pero también hay que importar los insumos productivos que se precisan para el despegue de los motores. Para ello se requiere una divisa protegida que no esté sujeta al vaivén especulativo del mercado. Y en forma complementaria se debe perfeccionar el método de asignación de las divisas a través de un sistema de flotación administrada, ágil en su intercambio, atractivo para los ahorristas y disponible en cantidades pequeñas para el uso familiar, estableciendo cuotas por actividad económica. En  paralelo hay que seguir buscando fuentes alternativas para atraer más divisas: arco minero, fomento de exportaciones no petroleras, nuevas emisiones de papeles indexados por el precio del petróleo, etc.

 

d) Continuar ordenando la política de subsidios. Perfeccionar un esquema de precios de gasolina que permita sostener el nuevo sistema de subsidio directo a las personas a través de las Tarjetas de Misiones Socialistas. Hay que acabar con la era del subsidio al producto: el nuevo paradigma de subsidio ha de ser a la persona y no el producto. Pero además hay que actualizar los subsidios a la electricidad en forma progresiva, a través de mecanismos cruzados que protejan a los que menos tienen -y por tanto, menos consumen- a costa del pago de los más consumidores.

 

e) El sector financiero no puede dar la espalda a la economía real. Hay que poner a producir a las finanzas. Se necesita de una nueva matriz de cartera crediticia en sintonía con los pequeños y medianos productores. No debe haber reservas bancarias excedentarias más allá del encaje legal. Las finanzas han de servir de combustible para los diferentes motores productivos.

 

f) Otras políticas económicas. No hay que descuidar la política de compras públicas como músculo económico. Hay que desarrollar un nuevo sistema gerencial público. Se necesita una política de deuda externa acorde a la nueva etapa de generación de riqueza productiva.

 

6ª Tesis Económica. Ganar económicamente el futuro. Hay que vencer la batalla de las expectativas. Esto no se logra perdiendo las raíces ni la memoria, pero tampoco quedándose atrapado en un lenguaje económico del pasado. En esta labor, es primordial la pedagogía económica. Se trata de generar un nuevo consenso de ideas económicas del Chavismo en torno a la nueva época y nueva épica. Se requiere de una comunicación económica con su propio relato-narrativa, cercana, que facilite la construcción de otro imaginario económico en la mayoría popular. El Socialismo Bolivariano del siglo XXI exige nuevas categorías que motiven hacia delante, otras invenciones para dar forma a otro conjunto de esperanzas en materia económica.  Las "nuevas clases medias de origen popular” deben ser caracterizadas. Este sujeto emergente es heterogéneo y contradictorio; es un híbrido de lo que fue, lo que es y lo que quiere ser; es un actor en transición, en conformación; es un sujeto que ha naturalizado los derechos sociales adquiridos y con una nueva lógica aspiracional. Sin embargo, esto no significa que haya perdido sus raíces ni que tenga amnesia. No quiere volver al pasado pero sí quiere pensar en el futuro. Aparece una nueva subjetividad que se debe conocer y analizar. Está en constante relación con nuevos medios (redes sociales), con otra estética, que responde a una etapa posfordista. Es la hora de dar otro salto adelante.

 

7º Tesis Económica. La economía bolivariana en el mundo multipolar. No es posible hacer una revolución adentro si no se revolucionan las relaciones económicas con el afuera. Es imposible que un proceso de transformación nacional sea exitoso en el tiempo si no se cuenta con alianzas internacionales favorables. La cosmovisión bolivariana considera que las dimensiones nacional y supranacional son necesariamente complementarias y simbióticas. Por ello, no se trata de romper con los cinturones de seguridad que creó Chávez en clave geoeconómica. El quid está en actualizar la estrategia de inserción en el mundo acorde al nuevo tiempo que se avecina. Nada es como antes del estallido de la crisis financiera (2007-2008). Corresponde una “lectura atinada” de lo que sucede económicamente afuera. Se debe construir una dimensión externa de la Agenda Económica Bolivariana. En este sentido, es prioridad trabajar una AEB específica para el próximo año en Unasur (por ejemplo, crear una Agencia de Suramericana de Calificación de Riesgos), para reactivar el ALBA desde lo económico; y avanzar económicamente con los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica). También es fundamental la inserción virtuosa en las cadenas globales de valor y el diseño de estrategias de cara a las emergentes translatinas.

 

En definitiva, el Chavismo está ante la definición de sus tesis económicas para la nueva fase. De no hacerlo, acabará definiéndose por reducción al absurdo. El Chavismo siempre se caracterizó por su naturaleza ofensiva. Hay que pasar a ser proactivo sin que ello signifique que no se deba poner a salvo todo lo conquistado. Es el momento de reapropiarse del debate económico imponiendo los temas sobre los que se quiera progresar. Estamos –gramscianamente hablando- en una guerra de trincheras, en una guerra de posiciones en materia económica. Esto exige ganarle terreno al enemigo histórico que jamás renuncia a quedarse en la casa venezolana.

 

El buen gobierno de la economía, desde una óptica chavista, dependerá de las tesis económicas que se acaben imponiendo. La batalla de las ideas económicas está servida, tanto en el plano teórico como en la praxis cotidiana.

 

**Publicado en http://www.celag.org/las-tesis-economicas-del-chavismo/

 

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1. Como diría Mészáros, el “sistema del capital pos capitalista”, esto es, el capitalismo —nacional o transnacional— que se quedó a residir en Venezuela a procurar reapropiarse de la renta petrolera que ahora está en manos de la mayoría de los venezolanos.