Estamos viviendo momentos cruciales en la República Bolivariana de Venezuela, tanto el Pueblo que ha sido sometido a la guerra económica más brutal desde fuera de la nación y desde los sectores plutocráticos criollos que controlan el noventa y dos por ciento (92%) de la producción nacional, como el gobierno bolivariano, socialista y chavista, que preside
Nicolás Maduro, por quien el gobierno estadounidense tiene como meta su defenestración, ya que se les ha hecho imposible “torcerle el brazo” y ponerlo al servicio de los intereses imperiales.
Venezuela, entre apoyos y sanciones
En este contexto, la República Bolivariana de Venezuela ha recibido los apoyos más insólitos, inusitados e inesperados, además de los siempre esperados de las hermanas naciones del mundo, no sólo de sus gobiernos, sino también, de individualidades y organizaciones de toda índole, que fuerzan por la vida y la paz, para el buen vivir y el vivir bien en este nuevo mundo multicéntrico y pluripolar, que está en las antípodas del viejo imperialismo rapaz, como expresión del mundo unipolar, caracterizado por el hambre, miseria, destrucción y muerte, que lidera el gobierno que preside actualmente Barack Husseín Obama, en sociedad con la piara de imperios decadentes que se reacomodan y alinean por el establecimiento del colonialismo eurocéntrico, más los países dependientes o semicoloniales que gravitan en función del gran capital y en contra de sus pueblos oprimidos, muchos de los cuales exhiben un gran desarrollo económico de una burguesía transnacional, caracterizada por los contrastes manifiestos en las grandes desigualdades sociales, el hambre y la muerte, como armas para preservar una aberración que dan en llamar “democracia” a la manera burguesa, entendida como la paz y adocenamiento del oprimido frente a la opresión y las reglas del explotador.
Precisamente, de esas contradicciones se trata el conflicto y estado de tensiones en los que han mantenido al pueblo venezolano, desde la asunción al poder político del Pueblo, liderado por el eterno Comandante de los pobres y emancipados, Hugo Chávez Frías, a quien, por su desaparición física, hubo de suceder en esta responsabilidad titánica, el obrero chofer de autobús, Nicolás Maduro.
Hoy, nos encontramos que ante en fracaso de todas las formas de lucha contra la revolución venezolana, el gobierno estadounidense, sus aliados y colonias han recrudecido sus agresiones, al punto de que embriagados en la arrogancia imperial han emitido la extensión de un mayor número de sanciones, para liquidar al chavismo.
Y, mientras esto sucede con las fuerzas oscura de la muerte, emergen voces y acciones concretas de solidaridad, que no sólo van hacia el gobierno presidido por Nicolás Maduro, sino que también se han plantado, lanza en ristre, en defensa de los venezolanos, sin distinguir entre tirios y troyanos, porque se han percatado del boicot inhumano, por un bloqueo económico no declarado que lidera el endorracista premio Nóbel del Genocidio, contrario a la paz.
En este orden de ideas, hemos podido constatar los lazos de hermandad y apoyo de los países del BRICS, sobre todo, los de los gobiernos de China y Rusia, más los países árabes, los que a pesar de la violencia que día a día enfrentan de la rapiña de la OTAN y EEUU, están cerrando filas en defensa de nuestra soberanía, al igual que países del continente africano que han sentido como suyas nuestras dificultades, amén de la solidaridad expresa, activa y abierta de los hermanos países caribeños y latinoamericanos, lo que indica que el nuevo mundo multicéntrico y pluripolar ha dejado de ser un sueño, para hacerse realidad concreta, que hemos percibido en las palabras de dignos visitantes internacionales en el Congreso de la Patria, que a su vez, se concreta en acciones que para nosotros son cariños, lo que a todos los venezolanos nos obliga a seguir luchando en defensa de nuestra soberanía, con la misma vehemencia con la que Nicolás Maduro está defendiendo la Patria, con la misma agudeza y crudeza con la que nuestra Canciller Delcy Rodríguez y el equipo de diplomáticos enfrentan a diario la conjura externa contra la Patria de Bolívar, con el mismo entusiasmo con el que nuestra Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) se ha fundido en el Pueblo y en sus instituciones, para que ganemos la guerra económica con la que pretenden quebrar la voluntad del Pueblo y, en definitiva, con la dignidad de nuestras mujeres, hombres, viejos y jóvenes, quienes están enfrentando en las colas del boicot, el desabastecimiento programado.
Así que, entre tantos apoyos del nuevo mundo emancipado, multicéntrico y pluripolar y las sanciones de la rapiña imperial, la mayoría de los venezolanos hemos optado por vencer toda conjura externa e interna contra la Patria, seguros de la ruta de la paz y del diálogo sin condiciones y sin apartarnos nunca de la justicia.