El encuentro en La Habana entre los presidentes de EEUU y Cuba, Barack Obama y Raúl Castro, respectivamente, abrió una nueva página en las relaciones entre los dos países, se valoró como una señal del avance de la normalización de las relaciones bilaterales que buscan Washington y La Habana y cumplió la promesa que había hecho Obama en diciembre. Además, se espera que el Departamento de Estado de Estados Unidos elimine dentro de unos días el nombre de Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo.
Sin embargo, el proceso de la normalización de relaciones entre los dos países, incluso si tiene éxito, enfrenta un camino muy largo y difícil. En 1982, el expresidente estadounidense Ronald Reagan ordenó incluir a Cuba en la lista de los países patrocinadores del terrorismo por apoyar a los movimientos revolucionarios en América Latina como El Salvador. En 1990, el Gobierno de Castro dejó de apoyar a estos movimientos, pero Washington, alegando la presencia de supuestos terroristas en Cuba, se negó a retirar a Cuba de la referida lista.
La eliminación del nombre de Cuba de la lista de patrocinadores del terrorismo es un paso bastante significativo, sin embargo, esta medida no puede concretar cambios sustanciales en la situación. La mayoría de las sanciones de EEUU contra Cuba son económicas y comerciales, por lo que seguirán en vigor. El turismo independiente en Cuba continuará siendo prohibido a los estadounidenses, los comerciantes norteamericanos no podrán invertir en Cuba, de igual manera que los comerciantes cubanos tampoco tendrán oportunidades en EEUU.
Para el levantamiento del embargo a Cuba, EEUU tiene que cambiar sus leyes y la Casa Blanca no tiene la potestad de ordenar estos cambios sin el apoyo del Congreso. En este contexto, la oposición de los republicanos a la suspensión de las sanciones contra Cuba disminuirá la posibilidad del éxito de Obama en este proceso.
En primer lugar, se deben eliminar varios obstáculos legales y logísticos con el fin de normalizar los nexos con Cuba. Los ciudadanos y las empresas estadounidenses han formulado cerca de 6000 casos judiciales contra el Gobierno cubano de la época de Fidel Castro ya que el líder de la revolución cubana consideró los inmuebles estadounidenses una parte del territorio de su país.
Asimismo el país suramericano ha demandado compensación por daños y perjuicios económicos, causados por el embargo comercial estadounidense contra la isla, y también por las operaciones encubiertas de la CIA en Cuba durante la década de los sesenta. En las conversaciones secretas con el Gobierno cubano, Washington no aceptó cortar el presupuesto de programas ocultos hechos en la isla con el objetivo de apoderar la oposición política, tampoco puso fin a la difusión de noticias anti-castro en la televisión y radio.
Incluso si Obama quiere insistir en la implementación de políticas a favor de los beneficios de Cuba, seguramente, los republicanos no lo permitirán. Los críticos de la normalización de relaciones entre Cuba y EEUU, como el senador Marco Rubio, creen que la reanudación de nexos con La Habana fortalecerá la posición política del Ejecutivo de Castro. Este congresista, uno de los posibles candidatos para la elección presidencial de 2016, dijo que el Congreso estadounidense no levantará las sanciones económicas contra Cuba. "No me importa si 99 por ciento de la gente no está de acuerdo con mi posición. Esta es mi posición y la defiendo con pasión", agregó Rubio.
Lo bueno para la Administración de Obama es que Estados Unidos ya ha experimentado condiciones similares. En 1995, cambios de política apoyada por tanto demócratas como republicanos facilitaron la vía para normalizar las relaciones entre Vietnam y Estados Unidos. Luego de dos décadas, Vietnam, situado en el sudeste de Asia, convirtió en un aliado clave de Washington en la región. A pesar de eso, el país norteamericano levantó el año pasado las sanciones de arma contra este país. La normalización total de relaciones se completará este año con el viaje del Presidente de Vietnam a EEUU.
Obama declaró que Washington tomará una posición conciliadora frente a sus vecinos en la región pero superar las difíciles relaciones pasadas entre Washington y La Habana no será fácil y no será hecho rápidamente.